Mientras los investigadores y las familias siguen tratando de determinar cómo se produjo el accidente que terminó con la vida de una joven de Buenos Aires y dejó en estado crítico a un tucumano, las miradas vuelven a apuntar a El Rulo. Ese particular vericueto técnico en el trazado de la ruta a San Javier le agrega una dosis extra de peligro a un camino que de por sí entraña sus riesgos.

El sábado a la noche, Nahuel Buabse Maron, de 20 años, perdió el control de su moto mientras bajaba, chocó contra el muro de contención y cayó los ocho metros de altura que hay entre una curva y la otra. Su acompañante, Mayra Piris, falleció en el acto, mientras que el conductor pelea por su vida en el hospital Padilla. Cuando recuperó la consciencia, dijo que estaba bajando del cerro, que se abrió para darle paso a un vehículo que venía de frente y que no recuerda más nada. Llama la atención que, si circulaba bajando, haya caído por el lado izquierdo, cuando debió haber conducido por el derecho.

LA GACETA recorió la zona del accidente y todavía quedan huellas de la tragedia. El muro de contención muestra los restos de pintura roja de la Honda Biz que manejaba Nahuel. Abajo, en el pavimento, se ven las manchas de sangre.

Posturas

El Rulo es un nudo, ni más ni menos. Un nudo en el que se atoran la cuestión patrimonial (porque es parte del acervo arquitectónico de la provincia, aunque no forme parte del listado de bienes protegidos por Patrimonio, como suele pensarse); y el aspecto vial de la ruta 338 (porque marca un impedimento para la circulación de vehículos turísticos de gran porte).

La construcción de ese camino inaugurado en 1940 se había iniciado simultáneamente desde abajo y desde arriba del cerro, lo que produjo una diferencia en el empalme de los dos tramos, razón por la cual se injertó El Rulo como solución.

“Yo no creo que El Rulo sea un peligro extra ni que haya que eliminarlo. Todo lo contrario. Habría que revalorizarlo porque es un hito en el camino. Que el turista toque bocina cuando pasa, que grite, que le saque fotos... Son cosas positivas desde el punto de vista turístico. El Rulo no es el único responsable de que no puedan subir ómnibus de doble piso. Son varias las curvas del camino que impiden la circulación de esos vehículos, o que obligan a maniobras arriesgadas”, opinó Sebastián Giobellina, presidente del Ente de Turismo.

Desde un punto de vista más técnico, Ricardo Abad, titular de Vialidad de la Provincia, no considera que esta especie de puente sea un peligro adicional, siempre y cuando el conductor respete las velocidades máximas. Sin embargo, advierte: “ese camino no responde a ninguna norma de diseño. Los radios y las pendientes son de muy baja categoría desde el punto de vista de las obras viales. Y es muy poco probable corregirlo porque, por un lado, es un cerro protegido y, por el otro, demandaría una inversión millonaria”.


OCHO METROS. Es la distancia entre la curva alta y la curva baja de El Rulo.

Respecto de El Rulo, Abad explica que hay dos proyectos para mejorarlo: uno es reconstruir el arco actual y el otro hacer un puente que no sea un arco. “Desde el punto de vista del conductor común no habría diferencia y quizás se podría mejorar la cuestión de los radios de giro para los ómnibus -apuntó-. Pero también es necesario evaluar si no sería más peligroso, en ese camino de por sí con riesgos, habilitar la circulación de ómnibus de gran porte, lo que complicaría el tránsito en las partes más angostas de la ruta”.

Para considerar

Lo que sí se puede mejorar es la señalización y la calidad de la cinta asfáltica. Y ambas cosas se encuentran muy deterioradas. “Nosotros recibimos constantemente reclamos de la empresa de ómnibus por el mal estado de la ruta, lo que implica un riesgo extra para los pasajeros. Hace poco conseguimos que Vialidad hiciera un desmalezamiento y un bacheo de la ruta, pero no son soluciones de fondo. Lamentablemte, San Javier es un lugar precioso, pero con poca accesibilidad”, resumió Gonzalo Vildoza, delegado comunal de San Javier.

Abad reconoce esos dos escollos de la ruta, pero señala que es uno de los caminos que más sufre el vandalismo de la señalización vertical. “Es una ruta por la que circulan muchísimos peatones. Estamos constantemente reponiendo los carteles, pero rápidamente los pintan, o los roban o los dañan. Nunca podemos alcanzar la demanda por este problema”, justificó. Respecto de la cinta asfáltica, también admitió su profundo deterioro. “Es una calzada que no da más. Arreglamos algunos tramos, hicimos un bacheo profundo, pero tuvimos que priorizar los recursos en otras rutas con muchísima más circulación que esa, como son las rutas 315 y la 301. No hay presupuesto para todo”, lamentó.